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Apellidos hispanos: ¿Por qué dos?

Apellidos hispanos

En el ámbito de la cultura hispana, uno de los aspectos más incomprendidos es la utilización de los apellidos. En las dos últimas décadas, los hispanos han ido ganando protagonismo en la sociedad estadounidense. Nombres como Gabriel García Márquez y Arancha Sánchez Vicario aparecen a menudo en los titulares. Sin embargo, la complejidad de sus apellidos, dos en cada caso, lleva en ocasiones a confusión.

Un ejemplo que puso de manifiesto esta confusión fue el tristemente famoso juicio de O.J. Simpson. Su asistenta doméstica fue acusada de intentar ocultar su identidad porque aparecía en distintos documentos con apellidos distintos. Sin embargo, esta confusión no fue culpa suya, sino que se debió a un malentendido de su cultura. Este artículo pretende desentrañar el enigma que se esconde tras esta tradición hispana de poner nombres.

El enigma del doble apellido

¿Por qué la mayoría de los hispanos tienen dos apellidos? ¿Cómo es posible tener dos “apellidos”? En español, el término “último nombre” no tiene el mismo significado que en inglés. La palabra española para apellido es “apellido”. En esencia, la traducción al inglés es “surname”, un término que se utiliza menos en Estados Unidos. Curiosamente, “surname” o “apellido” no implica “last”. Por lo tanto, al referirse al apellido de alguien, se está hablando esencialmente de sus apellidos, dado que son dos. Estos dos apellidos se denominan primer apellido y segundo apellido. En este artículo nos adentraremos en los entresijos de estas costumbres apellidadas.

Desvelando la tradición de los nombres

Apellidos hispanos

Por poner un ejemplo, mi primer apellido, Pérez, procede de mi padre, y mi segundo apellido, Quiñones, de mi madre. Este segundo apellido suele denominarse en Estados Unidos apellido de soltera de la madre. En consecuencia, mis apellidos completos son Pérez Quiñones.

Mi Padre Pérez Rodríguez
Mi Madre Quiñones Alamo
Yo: Pérez Quiñones

Matrimonio y cambio de nombre

¿Qué ocurre cuando se contrae matrimonio? Para el marido, nada cambia. Sin embargo, la esposa suele modificar su nombre de la siguiente manera: su primer apellido, que refleja la rama paterna, permanece constante. Sin embargo, su segundo apellido suele transformarse para coincidir con el de su marido. A veces, se inserta la palabra “de” entre los dos apellidos para indicar que el segundo apellido es ahora el de su marido. Para ilustrarlo, veamos los apellidos de mi mujer antes de casarnos:

Su padre: Padilla Rivera
Madre: Falto Pérez (no, no es pariente de mi padre)
Mi esposa: Padilla Falto

Tras nuestro matrimonio, los apellidos de mi mujer habrían cambiado a Padilla de Pérez o simplemente Padilla Pérez.

Yo: Pérez Quiñones
Mi mujer: Padilla Pérez

Evolución de las normas culturales

En la era moderna, muchas mujeres deciden no cambiarse el nombre por motivos profesionales o personales. En el caso de nuestra familia, mi esposa sigue utilizando sus apellidos originales, Padilla Falto. Sorprendentemente, la mujer del matrimonio conserva sistemáticamente su primer apellido, independientemente de que adopte el segundo apellido de su marido (Padilla Pérez) o mantenga el suyo propio (Padilla Falto). Esto contrasta significativamente con lo que ocurre en EE.UU., donde el matrimonio suele dar lugar a que la mujer adopte el apellido del marido.

Abordar la confusión y el humor

Apellidos hispanos

Este escenario introduce otra capa de confusión. Como mi mujer es la Sra. Padilla, a menudo se dirigen a mí como Sr. Padilla. A veces me doy la vuelta esperando ver a mi suegro. Curiosamente, este giro me ha llevado a divertidos encuentros con teleoperadores. Cuando preguntan por el Sr. Padilla, siempre les digo que no vive en esta dirección.

Transmisión del legado

Otra faceta de esta tradición de dar nombres se refiere a los niños. El ciclo de la vida comienza de nuevo, literalmente. Por ejemplo, los apellidos de nuestros hijos serían Pérez Padilla. Con esto cerramos el círculo de la explicación.

Yo: Pérez Quiñones
Mi mujer: Padilla Falto
Nuestros Hijos Pérez Padilla

Entender los nombres famosos

Está claro que Gabriel García Márquez es hijo del Sr. García y la Sra. Márquez. Formalmente, es hijo del Sr. y la Sra. García Márquez. Del mismo modo, si enviaras una carta a la familia de Arancha Sánchez Vicario, la dirigirías a la Familia Sánchez Vicario.

Unicidad al dirigirse a las familias

Apellidos hispanos

En Estados Unidos, se suele llamar a las familias por el apellido del marido. Sin embargo, las costumbres hispanas difieren. En los círculos hispanos, la identidad de una familia está vinculada a una combinación de los primeros apellidos de ambos cónyuges. Esta identidad se extiende también a los apellidos de los hijos. En mi caso, mi familia puede identificarse como los Pérez Padilla. Esta etiqueta distintiva subraya que se trata de la unión de un Pérez y un Padilla, diferenciándola del hogar de mis padres (Los Pérez Quiñones) y del hogar de los padres de mi esposa (Los Padilla Falto).

Una convención de nombres única

Curiosamente, las culturas hispanas carecen de las designaciones “I” (primero), “II” (segundo), etc. que suelen acompañar al nombre de un niño. En su lugar, la combinación de los apellidos paterno y materno sirve como diferenciador automático. En consecuencia, mi hijo no compartiría el mismo nombre completo que yo, aunque su nombre de pila fuera Manuel, porque incorporaría el apellido de mi mujer.

Abordar la separación silábica

Los lectores atentos se habrán dado cuenta de que muchas personas escriben sus apellidos con guión. Se trata de una alteración artificial provocada por sistemas informáticos que consideran que un espacio es una entrada ilegal en el campo del apellido. Este enfoque no tiene en cuenta a las personas con apellidos de dos palabras, algo habitual en determinadas culturas. También pasa por alto las culturas que emplean la tradición de los dos apellidos, como se ha explicado anteriormente. Aunque los hispanos no son la única cultura que emplea esta práctica, existen otras con esquemas similares. Las diversas culturas también presentan varias combinaciones de apellidos.

Desafíos burocráticos

Para evitar confusiones, muchos hispanos, entre los que me incluyo, separan sus apellidos con un guión, como en Pérez-Quiñones. Esta adaptación pretende mitigar las horas de frustración que surgen al tratar con personal de oficina que afirma que nuestra existencia no está reconocida en sus sistemas informáticos. Me he encontrado con este reto en tres de las cuatro universidades a las que he estado vinculado, ya fuera como estudiante o como profesor. Afortunadamente, la cuarta universidad estaba en Puerto Rico, donde esto no fue un problema.

Me he encontrado en situaciones

Apellidos hispanos

similares al interactuar con las administraciones locales. Sin embargo, la experiencia más exasperante proviene del correo basura de marketing. Aparezco en listas de correo basura bajo varias denominaciones: Pérez, Quiñones (con Pérez como segundo nombre), Pérez-Quiñones y otras variantes truncadas como Pérez-Quiñon. El reto surge debido a la longitud a menudo excesiva de los apellidos combinados, que desborda la capacidad de los sistemas informáticos para almacenarlos completos.

Las organizaciones que tratan con hispanos se enfrentan a retos únicos en relación con la práctica de los dos apellidos. A menudo, estos retos se derivan tanto de factores técnicos como humanos. Adaptar los sistemas informáticos a los dos apellidos es sencillo desde el punto de vista técnico. Sin embargo, abordar el lado humano de la ecuación resulta más complicado. Modificar los conceptos erróneos y mejorar la comprensión intercultural es más complejo que actualizar los programas informáticos. He aquí algunas sugerencias que abarcan tanto la dimensión humana como la técnica de este reto.

Orden de los listados:

Apellidos hispanos

Siempre que se generen listas de nombres, deberán ordenarse en función de ambos apellidos, no sólo de uno. Además, los apellidos deben imprimirse sistemáticamente como “Apellidos, Nombre” (por ejemplo, Pérez Quiñones, Manuel A.). Este formato distingue los apellidos del nombre y elimina la confusión asociada con el archivo de materiales bajo el segundo apellido.

Clasificación internacional:

El español incorpora acentos (como se ve en la primera é de mi primer apellido) y ñ (que se encuentra en mi segundo apellido). Para clasificar correctamente los nombres hay que tener en cuenta estos caracteres. La mayoría de los programas informáticos ya permiten la ordenación mediante juegos de caracteres internacionales. La aplicación de este método garantiza una clasificación precisa, colocando mi nombre en el grupo alfabético apropiado.

Segundo apellido opcional:

Al igual que ocurre con los segundos nombres en Estados Unidos, el segundo apellido suele ser opcional. Por ejemplo, entrar en una oficina gubernamental en Puerto Rico y decir “Me llamo Manuel Pérez” probablemente llevaría a los funcionarios a pedir el segundo apellido para confirmarlo. Esto se asemeja a la experiencia de alguien en Estados Unidos que le dice a un cajero: “Me llamo John Smith”, y el cajero responde: “¿John A. Smith?”. Para adaptarse a esta situación, el personal de la oficina debe ser consciente de esta posibilidad y no interpretarla como falta de cooperación. Además, los sistemas informáticos deben ser capaces de localizar nombres basándose sólo en el primer apellido, aunque el nombre esté almacenado con ambos apellidos.

Medidas de seguridad:

Apellidos hispanos

Muchas empresas utilizan el apellido de soltera de la madre como medida de seguridad para verificar la identidad. Sin embargo, este enfoque no funciona bien para los hispanos, ya que estos nombres no son secretos. Para solucionar este problema, las empresas deben adoptar características de identificación alternativas que no sean de acceso público.

En conclusión, los hispanos constituyen un importante grupo minoritario en Estados Unidos. Según las estimaciones, los hispanos están llamados a convertirse en el mayor grupo minoritario en las próximas dos décadas. Además, los hispanos han formado parte de la cultura estadounidense desde antes del establecimiento de las Trece Colonias. Esta influencia duradera subraya la importancia de comprender los entresijos de la cultura hispana. De este modo, podremos fomentar un entorno más inclusivo y diverso en las organizaciones y en la sociedad estadounidense en su conjunto.

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